Allí nos recibieron los hermanos del Consejo pastoral, quienes a pesar de nuestra media hora de tardanza, nos invitaron un rico desayuno.
Inmediatamente después fuimos al santuario pues iba a comenzar la misa como día central de los festejos. La misa fue concelebrada por 4 sacerdotes que llegaron de regiones cercanas a esta festividad tan importante y la presidió el padre Jaime Cruz, amigo y fan del coro. Después de la misa cantamos el Ave María como muestra de cariño a María... no pudimos cantar más porque la hora era avanzada y porque la cola de veneración era bastante larga.
La historia de la virgen de Guadalupe se remonta a siglos anteriores cuando iban a ejecutar al capitán español Francisco Perez por una serie de intrigas falsas, él prometió a la Virgen que si lo libraba de la muerte traería una réplica al Perú para que todos conocieran sus bendiciones. Así fue, y desde entonces ella premia la fe de los peregrinos que la visitan año tras año, pues como dice la oración del peregrino "para que dándonos siempre, aprendamos a amar".
El calor es realmente legendario, con el poncho y la montonera de gente daban ganas de tomar la primera bebida que se te atraviese, siempre y cuando no sea agua de florero, ya que por los zancudos todos los floreros de Guadalupe tienen agua con lejía.
ORACIÓN DEL PEREGRINO
Rendidos a tus plantas Virgen de Guadalupe,
venimos hoy para implorar, nuestra ruta es demasiado dura para ser recorrida a solas, por eso te suplicamos nos ayudes a recorrerla fielmente, con Cristo en nuestro sitio centro de la humanidad.
Santa María Madre de Dios, por los méritos de tu Divino hijo ayúdanos a olvidarnos de nosotros mismos, por nuestros hermanos los hombres, para que dándonos siempre aprendamos a amar.
Finalmente te rogamos, Madre Inmaculada escuches la Plegaria de estos tus Hijos, que postrados ante tu altar, te imploran perdón y misericordia. Sé ¡oh reina de Guadalupe! nuestra madre, nuestra abogada, nuestra protectora.
Amén.
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