lunes, 8 de marzo de 2004

EL ANGEL DEL LEONISMO

     Una mujer existe, que por la grandeza de sus acciones en la sociedad donde vive, es reconocida por sus obras de servicio, ella tiene como suprema riqueza de su espíritu, el socorrer a los que sufren y entrega lo que tiene, con verdadero desprendimiento humano.
     Una mujer, que dominando la tristeza que le produce el ver personas desvalidas y olvidadas, abre las puertas de la esperanza, visita con una hermosa y tierna sonrisa a los ancianos en los asilos, llevándoles un rayo de Sol que enriquece el alma, y actúa así, con su corazón de hija.
     Una mujer, preocupada por el hambre de los que no tienen pan, con la desnudez de los que sienten frío, con los que mendigan por necesidad, con el dolor de los enfermos, con los que vagan sin rumbo, sin Norte, sin esperanza, que acude presurosa y amable a los hospitales y a los presidios, por amor al prójimo, y ofrece así, su corazón de hermana.
     Una mujer, que sin falsos temores ni prejuicios, sabe pedir un poco a los que tienen mucho, para entregarlo a los que no tienen nada, y así actúa, con su corazón de amiga.
     Una mujer, que día a día, entrega su cariño y su ternura a su propia familia, a sus hijos y al compañero de su vida, escuchándolo, dándole palabras de aliento, ayudándolo en sus propias inquietudes de servicio a los necesitados, y así ofrece, su amoroso corazón de esposa.
     Una mujer, que por amor a sus propios hijos, sabe evocar las enseñanzas de Jesús, y acude generosa a las puertas de los orfanatos, llevando su belleza y su calor humano a los niños huérfanos, con la suave presencia de su corazón de madre.
     Y una voz, que se escucha a lo lejos en el horizonte, indaga: ¡Quién es esa mujer, que enfrenta el infortunio en las barriadas, que lleva alegría a los niños pobres, que sirve de guía a los ciegos, que da pan al que tiene hambre, que ilumina el rostro de los ancianos, que infunde amor en las escuelas, que visita hospitales y cárceles y que alimenta con esperanza el espíritu de los desesperados?
     Y otra voz, aún más potente, que resuena en el mundo entero, responde: Esa mujer que ama, que sufre y que perdona, hace todo aquello voluntariamente, además de atender cada día a su propia familia, esa mujer, es aquella que ya todos hemos reconocido, como un retrato, sí, ella es un Ángel, es el Ángel del Leonismo, mensajera de Dios.
     Sí, mis queridos amigos, ella es la Dama Leona, la Domadora, es la Socia León, es la Leona, ella es la Leo y es la cachorra, madre, esposa, amiga, hermana e hija, ella es un Ángel enviado por el Ser Supremo… Ella… ¡ ES EL ÁNGEL DEL LEONISMO !
Nelson Vidal La Torre 
Marzo de 1994