jueves, 11 de agosto de 2011

Cómo Francisco conoció la voluntad de Dios

Hoy, fiesta de santa Clara de Asís y por lo tanto fiesta jubilar por los 800 años de fundación de la Orden de hermanas clarisas. Como santa Clara es patrona de la televisión, se celebró a las 10,30am una misa presidida por Mons. Juan Luis Cipriani.

El humilde siervo de Dios san Fracisco poco después de su conversión, cuando ya había reunido en la Orden a muchos compañeros, tuvo grande perplejidad sobre lo que debía hacer: o vivir entregado solamente a la oración, o darse alguna vez a la predicación; y deseaba vivamente conocer cuál era la voluntad de Dios. Y como la santa humildad, que poseía en alto grado no le permitía presumir de sí ni, de sus oraciones, prefirió averiguar la voluntad divina recurriendo a las oraciones de otros. Llamó, pues al hermano Maseo y le habló así: "vete a encontrar a la hermana Clara y dile de mi parte que, junto con algunas de sus compañeras más espirituales, ore devotamente a Dios pidiéndole se digne manifestarme lo que será mejor: dedicarme a predicar o darme solamente a la oración. Vete después a encontrar al hermano Silvestre y le dirás lo mismo".

Era éste aquel messer Silvestre que, siendo aún seglar, había visto salir de la boca de san Francisco una cruz de oro que se elevaba hasta el cielo y se extendía hasta los confines del mundo. Era el hermano Silvestre de tal devoción y santidad, que todo lo que pedía a Dios lo obtenía y muchas veces conversaba con Dios; por eso, san Francisco le profesaba gran devoción. Marchó el hermano Maseo, y, conforme al mandato del san Francisco, llevó la embajada primero a santa Clara y después al hermano Silvestre. Éste no bien la recibió, se puso al punto de oración; mientras oraba tuvo la respuesta divina, y volvió donde el hermano Maseo y le habló así: "Esto es lo que has de decir al hermano Francisco de parte de Dios: que Dios no lo ha llamado a ese estado solamente para él, sino para que coseche fruto de almas y se salven muchos por él".

Recibida la respuesta, el hermano Maseo volvió donde santa Clara para saber qué es lo que Dios le había dado a conocer. Y Clara respondió que ella y sus compañeras habían tenido de Dios aquella misma respuesta recibida por el hermano Silvestre.

Con esto volvió el hermano Maseo donde Francisco, y san Francisco lo recibió con gran caridad, le lavó los pies y le sirvió de comer. Cuando hubo comido el hermano Maseo, san Francisco lo llevó consigo al bosque, se arrodilló ante él, se quitó la capucha y, cruzando los brazos, le preguntó: "¿Qué es lo que quiere de mí mi Señor Jesucristo?" El hermano Maseo respondió: "Tanto al hermano Silvestre como a sor Clara y sus hermanas ha respondido y revelado Cristo que su voluntad es que vayas por el mundo predicando, ya que no te ha elegido para ti solo, sino también para la salvación de los demás".

Oída esta respuesta, que le manifestaba la voluntad de Cristo, se levantó al punto lleno de fervor y dijo: "¡Vamos en el nombre de Dios!"

Fragmento del XVI capítulo de las Florecillas de Francisco y sus compañeros. Publicado en el boletín El Pan de la Palabra de la parroquia san Antonio de Padua, domingo 7 de agosto del 2011, Año I, Nº 20. Por si acaso queda en Av. san Felipe 571, Jesús María en Lima, diferente a nuestra parroquia san Antonio de Padua que está en Trujillo.

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