¿Qué cantamos en la misa?
Entrada: el Señor es mi fuerza.
Piedad: inquieto miro hacia ti.
Gloria: gloria, gloria, aleluya.
Aclamación: a Ti levanto mis ojos.
Ofertorio: te ofrecemos Señor.
Santo: marinera.
Paz: hazme Tú, Señor, instrumento de tu paz.
Comunión: un mandamiento nuevo, pescador de hombres, Tú reinarás.
Procesión: cantemos al Amor de los amores, oh Dios Eucaristía.
Con respecto a la primera hora santa, estuvo a cargo de la OFS, y la segunda hora santa estuvo a cargo del equipo vocacional, la JUFRA y la catequesis. Si ven la foto a continuación observarán que varios participamos de distintas maneras, unos con las lecturas, otros cantando (como Antonela y yo), otros orando y otros tocando. Gracias Señor por permitirnos alabarte, aquí están tus humildes adoradores, arrodillados a los pies de tu santa Eucaristía.
CUATRO ORACIONES POR LAS VOCACIONES
I
Jesús que sientes compasión al ver la multitud que está como ovejas sin pastor, suscita, en nuestra Iglesia, una nueva primavera de vocaciones.
Te pedimos que envíes: Sacerdotes según tu corazón que nos alimenten con el Pan de Tu Palabra y en la mesa de Tu Cuerpo y de Tu Sangre; Consagrados que, por su santidad, sean testigos de Tu Reino; Laicos que, en medio del mundo, den testimonio de ti con su vida y su palabra.
Buen Pastor, fortalece a los que elegiste; y ayúdalos a crecer en el amor y santidad para que respondan plenamente a tu llamada.
María, Madre de las vocaciones, ruega por nosotros. Amén.
II
Señor Dios, Padre Celestial, Tu Hijo Jesucristo nos dijo: "La mies es abundante, pero los obreros pocos. Pedid al dueño de la mies que envíe obreros a su mies". Animados por estas enseñanzas, te pedimos que envíes a tu Iglesia, numerosas y santas vocaciones para el sacerdocio, a la vida religiosa y al apostolado laical. Consérvales fieles en su ministerio hasta el fin; y concédeles, por tu Espíritu Santo, un gran amor a Dios y a los hermanos, para que en su ministerio y en su vida busquen solamente tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
III
Dios, Padre y Pastor de todos los hombres, Tú quieres que no falten hoy día, hombres y mujeres de fe, que consagren sus vidas al servicio del evangelio y al cuidado de la Iglesia.
Haz que tu Espíritu Santo ilumine los corazones, y fortalezca las voluntades de tus fieles, para que, acogiendo tu llamado, lleguen a ser los Sacerdotes y Diáconos, Religiosos, Religiosas y Consagrados que tu Pueblo necesita.
La cosecha es abundante, y los operarios pocos. Envía, Señor, operarios a tu mies. Amén.
IV
Señor Dios, Padre Nuestro, te damos gracias por los sacerdotes, que son un regalo y un signo de tu amor.
Ellos nos manifiestan tu corazón bueno y rico en misericordia, nos ofrecen la salvación de Jesús y nos ayudan a vivir en el Espíritu Santo.
Concédenos pastores según tu corazón, bendice a los seminaristas, y haz que no falten en la Iglesia niños y jóvenes que sigan la vocación sacerdotal. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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