viernes, 6 de agosto de 2010

Vallecito de Chepén - Salpo

Cuando la hermandad de la Virgen de la Puerta nos invitó a Salpo para cantar en la misa de fiesta, preguntamos ¿estaremos de vacaciones? la respuesta fue sí, volvimos a preguntar ¿el carro será bueno y el chofer de ruta? la respuesta volvió a ser sí, entonces preguntamos a los chicos del coro ¿quieren ir a Salpo? y dijeron sí... entonces respondimos que sí al oficio.

Indagando en internet y entre nuestros amigos supimos que casi la mitad de la trayectoria es trocha y que son 8ºC como mínimo y 3560 msnm... ayyy... pero ya no podíamos decir que no, así que ayer a las 5,15 am estábamos fríos, como paletas, en la puerta de la UPAO esperando que vengan el bus a recogernos, pero nada. Pasó una hora y Lucho dijo: repartan los pasajes, ya no vamos. Estábamos cambiando los billetes en sencillo cuando llegó el bus y aceptamos ir, eran más o menos las 6,45 am. Luego de las disculpas de rigor y el desayuno que nos daban los organizadores, repartimos algunas pastillas para el mareo a sabiendas que el camino no sería bueno.

Cuando llegamos el cielo azul nos recibió con los brazos abiertos, así como también el frío seco de la sierra, fue entonces que nos ofrecieron caldo de cabeza, con pancito serrano para calentarnos. Comimos junto a los sacerdotes que realizarían la misa: Monseñor Ruperto y el padre local.

Antes de la misa dimos un breve concierto de música peruana. La acústica del local era muy buena y cantamos con mucho corazón por lo que varios músicos de las bandas presentes nos filmaron (por si acaso están leyendo esto, nos mandan una copia, jiji). Luego de esto los organizadores nos invitaron para el próximo año.

La misa fue muy bella, la homilía muy fraterna, el público encantador. Pero, siempre hay un pero, cantar en altura es difícil y eso afectó a algunas de las chicas, lo mismo que el super frío que hacía.

Terminada la misa repusimos fuerzas comiendo huevos con rocoto... mmm... el segundo fue carne guisada con mote... otra vez mmm.

Finalmente vinieron los agradecimientos de ambas partes y subimos al bus, claro que con la repartición de pastillas y las provisiones de mate de coca de mi termo. ¡Cuánta alegría sentimos cuando empezó la pista! y pudimos descansar más tranquilos.

Bueno, esa fue la crónica del viaje al vallecito de Chepén - Salpo. Gracias a la mamita por permitirnos ir y volver sanos. Esta última foto es de la presentación de ofrendas mientras cantamos "este pan y vino"

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