Qué importante es que junto al renacimiento de las plantas en los parques, nosotros hagamos renacer nuevamente la Humildad y el Servicio en nuestra vida.
José María Méndez nos menciona que hay tres virtudes formales, y las denomina: humildad, constancia y prudencia. Estas tres juntas nos hacen actuar correctamente aunque sea difícil. De la misma manera San Francisco de Asís comentaba lo de amar hasta que duela. Pero no en un afán de “más me pegas más te quiero”, sino en la visión humanista al máximo, de dar aunque no nos agradezcan, de bendecir a los que nos maldicen, etc.
Y esa es la esencia del evangelio de hoy (Mc 9, 30-37) “Quién quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” y añade “el que recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado”
En este fragmento vemos nuevamente como el mismo Jesús inspira a Francisco de Asís en su visión de que todos son sus hermanos: hermano sol, hermana luna, hermano leproso… y nos invita a actuar como si todos fueran nuestros hermanos, especialmente los desvalidos.
Apoyado en el Evangelio, el documento de Aparecida, en su capítulo 8 nos habla de los “rostros sufrientes que nos duelen” en ellos apreciamos a los nuevos leprosos, a las personas que son marginadas por la sociedad y que debemos evangelizar y tratar con respeto como: Personas que viven en la calle en las grandes urbes, Migrantes, Enfermos, Adictos dependientes, Detenidos en cárceles, y amplía la opción preferencial por los pobres y excluidos.
Oremos para que sepamos comportarnos como hermanos.
Por la Iglesia; para que la acción evangelizadora de los cristianos suscite una amplia solidaridad y participación entre todas las comunidades.
Por los gobernantes de las naciones y quienes han recibido autoridad sobre otras personas; para que encuentren en la enseñanza y el ejemplo de Cristo la disponibilidad al servicio fraterno y las propuestas apunten sólo a proyectos de paz y justicia.
Por quienes son discriminados y no cuentan como protagonistas en la construcción de la sociedad; para que se los valorice y se les ayude a crecer y a ocupar con dignidad el lugar que les corresponde entre sus semejantes.
Por nosotros, para que luego de entender las palabras de Jesús “quién quiera ser el primero, sea servidor de todos” vayamos a la acción y el servicio.
Apoyado en el Evangelio, el documento de Aparecida, en su capítulo 8 nos habla de los “rostros sufrientes que nos duelen” en ellos apreciamos a los nuevos leprosos, a las personas que son marginadas por la sociedad y que debemos evangelizar y tratar con respeto como: Personas que viven en la calle en las grandes urbes, Migrantes, Enfermos, Adictos dependientes, Detenidos en cárceles, y amplía la opción preferencial por los pobres y excluidos.
Oremos para que sepamos comportarnos como hermanos.
Por la Iglesia; para que la acción evangelizadora de los cristianos suscite una amplia solidaridad y participación entre todas las comunidades.
Por los gobernantes de las naciones y quienes han recibido autoridad sobre otras personas; para que encuentren en la enseñanza y el ejemplo de Cristo la disponibilidad al servicio fraterno y las propuestas apunten sólo a proyectos de paz y justicia.
Por quienes son discriminados y no cuentan como protagonistas en la construcción de la sociedad; para que se los valorice y se les ayude a crecer y a ocupar con dignidad el lugar que les corresponde entre sus semejantes.
Por nosotros, para que luego de entender las palabras de Jesús “quién quiera ser el primero, sea servidor de todos” vayamos a la acción y el servicio.
2 comentarios:
Hola, me alegro mucho el dia llegar a esta reflexion que escribiste... saludos desde Mexico¡¡¡
gracias por tu bello comentario. Nos inspira a seguir publicando. Un abrazo a la distancia.
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