Por otro lado, es cierto eso que dicen de la calidez de su gente, pues un día una de nosotras se sintió mal por la calle y de la nada una señorita le dio alcohol para que huela, la frotó con dulzura en la cabeza hasta que se sintió mejor. También es cierto eso del “aquicito nomás” y en verdad son como 12 cuadras, jijiji.
En esta primera fotito estamos en el teatro municipal en la actuación de gala. Ese mismo día se presentaba el coro del Instituto superior de música y el coro de la universidad de Eafit desde Colombia.
Al día siguiente muy temprano partimos a Machu Picchu, ¡qué maravilla!, ¡qué portento de obra del hombre en medio de la naturaleza!, los lindos cerros verdes y el contacto con la tierra lo llenan a uno de ganas de seguir, de cantar. Fue una experiencia inolvidable, todos se olvidaron de la altura, del soroche, etc. Luego de tomarnos la foto respectiva, nos dimos el gusto de cantar el huayno Valicha, con todo nuestro corazón.
Por la noche fuimos al teatro a escuchar los 4 coros de peso. Empezó el coro Altamira de Argentina, luego el coro Ensamble de Cusco, el alegre coro del colegio médico de Venezuela y el preparado coro de madrigalistas de la PUCP. Todos con un repertorio de acuerdo a su estilo y personalidad.
El sábado por la mañana fue el ensayo general de las obras de la masa coral. Algunos directores se turnaron para dirigirnos. Aquí en la foto estamos ensayando con Abel Gonzáles, organizador, y al piano, nuestro director Luis Benites. Miren cuántas personas de diversas partes de latinoamérica, estudiando y cantando todas juntas, no por placer individual, sino por un objetivo común.
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