Raphael es el dueño absoluto de las emociones, canta con cada una de ellas y las trasmite como él solo, a su ritmo, y pone al público en la palma de su mano. En un minuto puede hacer que todo el monstruo cantara al son de "Mi gran noche", y poco después están coreando “en carne viva”, luego sonríe y el público se pone de pie (tantas veces que perdí la cuenta). Él hace que el gozo y la pasión de la música se mezclen.
Un tango, una versión de "Gracias a la vida", un comienzo con cita a Machado, dúos con las grandes damas españolas, un juego a lo torero al ritmo de "El gavilán" o un dueto con Beto Cuevas hacia la última parte del show son otros de los varios estímulos de un show demoledor.
Dicen que se le cayó un diente, no nos importa, pudo haber sido una carilla (hay que cuidar la estética en las presentaciones) o lo que sea. Lo que sí es importante es que su calidad interpretativa no se cayó y tenemos Raphael para rato.
Por otro lado les comento que no estoy de acuerdo con que premiaran a él y a Paul Anka con una gaviota de plata y a Américo con dos gaviotas... bueno lo dejo al criterio del monstruo.
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